martes, 24 de noviembre de 2009

Berro, para prevenir la aparición del cáncer



Conocida como Berro o Mastuerzo de agua, esta planta originaria de Europa y Rusia, se exportó al norte de África, América del Norte y América del Sur, así como al Caribe. La planta silvestre crece de manera abundante en riachuelos poco profundos, zonas encharcadas o con poca corriente, formando una espesa capa que cubre la superficie del agua.
A partir del siglo XIX se introdujo su cultivo en los huertos y su uso ha ido aumentado poco a poco hasta encontrarse fácilmente en la mayoría de los mercados o supermercados.
Sus hojas son alargadas de forma oval y con nervaduras muy marcadas. Tiene un sabor fresco y picante, parecido al de la mostaza, que se acentúa con la edad, por lo que se debe consumir joven y antes de florecer.
A la hora de comprarlo debe considerar que los mejores son los que presentan las hojas verde oscuras y firmes. Cuando se muerden resultan crujientes. A medida que se hacen más viejos se ponen mustios y las hojas amarillean por perdida de la clorofila. Las hojas y tallos se ponen de color marrón purpúreo si se exponen al aire mucho tiempo antes de ser consumidas.

El berro se usa frecuentemente en ensalada, solo o mezclado con otras verduras, aderezado con aceite y vinagre, pero también picado acompañando ensaladas de papas y mayonesas. Se puede usar como guarnición de algunas carnes frías o asadas. También para sopa o, como la espinaca, cocido y rehogado. Una forma deliciosa de emplear el berro es añadiéndolo a requesones de hierbas y mantequilla para untar.
Algunos conocedores aseguran que se debe consumir solo, aunque puede ir acompañado de cebolla, pimienta y nuez moscada.

El berro se utiliza más como un alimento que como medicina, pero conviene saber que contiene principios activos muy importantes, los que le confieren propiedades antivirales, antibronquíticas, expectorantes, febrífugas y tónicas muy adecuadas para el tratamiento de enfermedades respiratorias, su capacidad diurética, antiartrítica y depurativa se ha aprovechado desde la antigüedad para el tratamiento de enfermedades metabólicas como la retención de líquidos, la diabetes, ayuda a reducir la obesidad y a eliminar los cálculos biliares o renales. Se le recomienda en tratamientos del hígado, anorexia y avitaminosis. Por su contenido de fibra ayuda en la prevención del estreñimiento. Como contraindicación, no deben administrarse remedios de berros a personas con problemas gástricos, así como a enfermos de riñones o vesícula. Puede producir irritación de los riñones o de la vejiga. Igualmente puede irritar el estómago en personas con el estómago débil o con demasiada acidez. No deben administrarse preparados de berro a personas menores de 4 años.

Algunos estudios realizados demostraron que esta planta ayuda a eliminar las toxinas del tabaco y disminuir su capacidad para desarrollar cáncer de pulmón. Según estos estudios, los pacientes que consumían 150 gramos de berros frescos cada día, presentaban un índice de cáncer de pulmón mucho menor el resto de los pacientes. Esta capacidad de los berros se debe a unas substancias llamadas glucosinolatos que, al actuar sobre una serie de enzimas, previenen el desarrollo de células cancerosas.
Los berros contienen mucha agua, muy poca grasa y muy pocos carbohidratos. Todo ello los convierte en un alimento ligerísimo, tan solo con 11 Kcal por cada 100 g de verdura fresca. Por lo tanto, dadas sus propiedades beneficiosas y sus escasas calorías debería introducirse habitualmente en nuestra dieta saludable. Además de comer las hojas, en las dietas depurativas se suele utilizar el jugo de esta planta.


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